Jesús Ángel.

Entre el arte del soltar y el equilibrio del saber.

 

Con esa imagen, tomada desde el monte buciero, en Santoña, Cantabria España...

Entre el arte del soltar y el equilibrio del saber.

Gracias a esa persona,
la que nada tiene que ver
con la que, en su día,
conociste y terminó
haciéndote infeliz.

La que jamás supo de ti,
ni aceptarte tal y como eres, ni poder comprobar
todo lo que te queda por alcanzar.

La que no sabe ni sabrá
lo que se pierde...

porque nunca quiso conocerte
ni tampoco lo hará.

Tú, como el río que,
a pesar de los obstáculos,
fluye constante y sereno
en dirección al mar.

Siendo el mismo de siempre,
más crecido y aprendido,
que andas por la vida, siempre buscando mejorar,
sin dar pasos atrás.

Sin sombras ni ataduras,
sin barreras ni obstáculos,
dando por ahí lo mejor de ti.

Por haber transformado
tu propio dolor en arte, has inspirado estas letras
que siguen así...

Quien se aleja
de las personas que aportan
toxicidad, negatividad o inestabilidad,

lo hace sin rencor,
sin anhelar ni lamentar,
simplemente las deja ir,
sin desearlas ningún mal.

Y camina por la vida
libre, sereno,
sin sombras ni ataduras, dando lo mejor de sí mismo, y salvo, cuando por causa real y justificada, toca estar mal...

a su manera es feliz.

No solo sabe lo que hace,
sino que inspira con su ejemplo
a quien lo pueda necesitar.

Por eso,  
quien sabe lo que quiere,  
lo que necesita,  
lo que le sobra  
y lo que le falta,  

reconoce lo esencial,  
agradece lo que tiene,  
distingue lo que siente  
y vive en armonía...

con lo que piensa,  
con lo que dice,  
con lo que hace,  
por y para el bien:

Sabe de qué va
el arte del soltar
y el equilibrio del saber, y lo sabe muy bien.

Luego, que cada quien, según su idiosincrasia y circunstancias, saque su propia conclusión.