Dios, qué triste, cuando no solo nieva en el pueblo o en el parque, cuando lo hace en el corazón y por no sentir más se congela de desamor.
Cuando el amor se suicida por falta de calor, de ternura, de caricias, es un epílogo triste a una historia de penas que pudo ser de amor.
Y cuando llega la noche que nos avisa la salida de la escena, no vale para nada la pena ser un humano sensible si lo que se tiene por dentro se debe cercenar.
La angustia llega cuando la idea de un mañana se queda esculpida en el ayer, que nunca será un beso de amor y realidad y solo se quedará en el anhelo de una tonta y frágil mujer.
Dolores Luna.
Octubre 29. 2025.
Anna. 🥀