Hay amores así, amores lluvia, llegan de improviso, refrescan al comienzo, se disfrutan mientras caen las gotas frente a ti, pero de un momento a otro se van, escampan sus suaves tonadas de gusto, hasta de alegría y se queda en vez un charco frío con arena en medio de esa nada en te has vuelto como esa lluvia que no está, que se ha ido a mojar de alegría y placer otra calle, otro parque a lo mejor, otra casa con un nombre diferente al que un día se llamó pidiendo compañía.
Posiblemente, llegará otra nube, otra lluvia y habrá un buen momento para disfrutarla. Nada parecido a la pasada, puede ser mejor o… ¡Quién sabe! Mejor no la veas y evites su humedad en ti, abriendo una gran sombrilla para evitarla y seguir andando sola sin mirar esa lluvia de ayer en tu pasado, olvidarla a lo mejor o seguir lloviendo en tu mirada perdida en el mañana.
Dolores Luna.
Anna. Octubre 8.2025.
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