Algo quedó grabado como a fuego
entre tintas derramadas por el suelo,
algo marcó una herida, en mi cuerpo
dejando cicatrices de poesía.
Algo unió mi tierra y mi cielo
entre quejas, llantos y anhelos
algo brotó y fue alegría
cuando pude comprender,
aquellos versos.
Danzan inertes en mi cerebro
letras, que se mueren por perdidas
esperando la luz de los días
y encontrarse en su universo.
Algo fue, y fue la poesía
la que el caos en mi lo ordena,
y convierte en poemas
esas letras que suplican.
Y salpican los tinteros
agitados por la vida
que da a las letras los versos,
en mi mente confundida.
Letras desparramadas por la mesa
por las sillas, por alfombras y cortinas
esperando a ser escritas,
por la mano del poeta.