Mire al espejo con calma y fijamente,
Y el reflejo también quieto se quedó.
Agité una mano suavemente
y el reflejo quieto se quedó.
No convencido aún movía la otra,
aún más suave, pausadamente,
y entendí que el reflejo era otra cosa,
pues sin moverse me miraba fijamente.
Curioso al fin, toque el espejo,
y la cosa de la mano me agarró
dejándome helado y perplejo.
Me jalo hacia ella y a mi aliento se amarro.
Vivo ahora en el espejo imitando todo;
después de que la cosa, mi alma desgarro.