Tengo un par de caprichos
que puntual, cada noche,
les da por soñar contigo.
Es que para recordarte
tienen un modo discreto
y de hacerlo siempre
a mis espaldas.
Yo digo que es para cuidarte,
con esa forma gentil
que tiene la nostalgia
de hablar bajito
y no perturbar
la paz que se acomoda
en el sueño
aunque, si me preguntás,
ya es poca
o casi nada la diferencia
entre estos sueños
y esta realidad
a la que todos llaman
en los dos lados estás vos,
y en los dos
yo sigo igual de pendejo,
sin atreverme,
ni siquiera en sueños,
a tomarte del brazo
y no porque me falten ganas,
yo las ganas, me las invento
igual que las muchas formas
y verbos que aquí viven en mí
para quererte.
a fin de cuentas no quiero
reventar la magia,
ese equilibrio ligero y frágil 
que se sostiene
como una pluma en el aire
entre el sueño que te suspende
y esa sombra de realidad
que te proyecta tan bien.
Así que te quiero
de esta forma silenciosa
y constante
como una suave brisa
que te envuelve
pero aún no se atreve
a enredarse en tu cabello.