Carlos Baldelomar

+ SOSIEGO +

Tengo unos deseos puntuales

que se condensan despacio,

son como el rocío que aparece

cuando la noche hizo lo suyo.

Tienen ese lenguaje nocturno 

ese modo tímido y silencioso

de posarse donde no molestan,

como si cuidaran la paz 

que se acomoda en el sueño

 


Yo pienso

que así habla la nostalgia:

bajito y a suaves palabras,

así cruza la línea del cansancio

a ese lugar limpio donde empieza el sueño,

y donde yo irremediablemente

termino por esperarte.

 


Porque así sos vos,

con esa forma tan tuya

de ser silencio,

de no mirarme nunca de frente,

de moverte siempre 

con esa dinámica 

propia de las sombras.

 


Y yo ahí,

haciendo lo mío:

quedarme callado,

viéndote,

yendo y viniendo

entre la duda y el deseo,

pero tan pendejo como siempre,

esperando alguna señal mínima

de que un día o noche de estas

algo por fin nos encuentre

en mismo sitio.

 


Pero la verdad,

creo que uno no hace nada

para no romper esa magia flaquita

que se sostiene quién sabe cómo,

entre vos y yo,

como una pluma ligera 

que navega entre el aire

y la tierra.

 


Quizás es eso:

que somos fieles

a lo que nos toca.

 


Vos, esa mujer hecha

y edificada con estos

mil deseos míos que te forman;

 


y yo, esta brisa torpe

que siempre gira a tu alrededor

pero todavía no se anima

a enredarse en tu cabello.