Cuantas noches esperando y esperando
que se diera un hipotético regreso,
con el vino servido en una copa
poniendo mi amor en cada uno de mis versos...
Noches y noches donde estuve abrigando
y dándole a mi alma un poco de consuelo.
Contemplando el paso triste de las horas
mezclando la irrealidad con alguno de mis sueños...
Lunas y estrellas que me estuvieron mirando
mientras, a pesar de mi dolor, continuaba escribiendo,
como queriendo que a mis lágrimas rotas
de a una se las fuera llevando lentamente el viento...
Infinidad de grillos me estuvieron cantando
pero ya no querían mirar mis ojos ciegos.
Una amarga soledad se llevó a mi sombra
y ante su ausencia, yo fui entregando a mi cuerpo...
Noches vacías donde mi rostro de enamorado
se fue borrando su imagen ante un espejo,
y ahora siento que la muerte es la que me devora
al pasar infinitas noches, esperando tan solo su regreso...