Tlalpan mío, pueblecito sureño,
metido en esta gran urbe que nos come,
¿a qué te sabe la lluvia de junio
que se resbala en tus muros de adobe?
Recorro tus calles angostas, largas,
entre casonas viejas, casi ocultas
entre el ramaje de las trepadoras
que en este mes imperan, por la lluvia.
¿Quién pintó tus recovecos de verde,
Tlalpan mío, y el musgo de tus fuentes?
¿Quién dejó un trozo de amor en tus parques
y aquel silencio brumoso en tus tardes?