Toni Arriaza

Mi amada bruja -Oda al príncipe decolorado-

Como decirte que el cielo es azul,
si no miras más allá de tus pies.
Como decirte lo dulce que es el amor,
si no paladeas besos de pasión.


¿Eres tu mi princesa azul,
o mi sapo vestido con lindo tul?
acércate, que te besaré,
que posaré mis labios en tu cálida piel.


Sorpresa la mía, que no eres princesa,
más sapo tampoco eres,
¿a quién he besado con tesón,
que verrugas salieron en mi corazón?


Escoba en la mano, caldero humeante,
me miras con ojos desafiantes.
Ya no llevas coloridos ropajes,
ahora, el negro es dominante.


Soy príncipe sin color,
valiente sin pundonor,
vivo cegado por tu amor,
¡ay! bruja de mi sinrazón.


Acércate príncipe decolorado,
que tiempo te esperado,
acércate sin temor,
que quiero amarte con ardor.


Siento mi alma atrapada,
mi espíritu entre pared y espada,
quiero salir de este sueño,
pero me atrapa esta descarda.


Te he preparado, ¡OH! Mi príncipe,
un delicioso caldo especiado,
olla bullente, de murciélagos al dente,
siéntate querido y saborea este cocido.


Tiemblo de amor, tiemblo de terror,
la quiero, pero pido mi liberación.
Yo busco princesas, no un tiburón,
que atenaza mis tripas, y asalta mi corazón.


De rodillas postrado, el abanderado,
con lágrimas en los ojos, implorando.
¡Te amo, pero anhelo mi pasado,
quiero partir, solo, déjeme ir!


Pasa el tiempo, príncipe descontento,
su amor, cada día en aumento,
desdichado se siente nuestro héroe,
que su vida ha echado al retrete.


Badbadabí, badabadó,
al príncipe me lo quedo yo,
mezclando ingredientes,
embrujándolo como serpientes.


Dos vástagos he engendrado,
mis niños, Ángeles caídos,
afilados como la madre,
atrapados como su padre.


¿Padre, porqué madre es así?
y nos ha engañado porque sí,
somos hijos de un príncipe,
queremos un reino, y ser participe.


¡Ayudadme hijos míos!
rompamos este hechizo,
y os prometo un reino,
caballos y hasta un cobertizo.


Dicho y hecho, plan pertrecho,
atada de pies y cabeza,
con voz maltrecha, maldice con fuerza,
niños agua en mano, limpieza de mano santo.


Liberados por fin de su prisión,
cabalgan felices, con ilusión,
buscando su reino olvidado,
príncipe de azul reencontrado.