Sir. Black Lyon

Quomodo cum Diabolo agendum est (sobre cómo tratar con el Demonio y qué hacer en caso de vejaciones de principados y potestades infernales).

Lucas 10:19

 

\"Así como el Arte de la guerra se reduce a ser más listo que tu enemigo y evitar la misma; algo parecido es la lucha contra las potencias y principados infernales\".


Y el Señor estuvo orgulloso de ellos:
del Leviatán y Behemoth;
pero ellos se apartaron del Creador.

Como niños somos ante estas potencias;
teólogos de teólogos son estas criaturas.
Con el Demonio NO se dialoga,
pues su erística somete y ahoga.

Hay necios que creen tener dominio sobre estas entidades;
brujos que con ritos y parafernalias excéntricas creen poseer.
Empero, son viles engaños; meras entelequias;
al fin de cuentas, mentiroso es Lucifer.

Si por alguna razón Dios te permite verlos,
o estos se manifiestan para atormentarte;
primero que nada, acércate a confesarte:
comulga, ora y tu alma comenzará a confortarse.
Después de eso, a pesar de las vejaciones,
No deberás buscar diálogo con los réprobos;
en todo caso, usa la Palabra de Dios para someterlos:
\"Apártate de mí, Satanás\" o \"Qué el Señor te reprenda\";
son frases que siempre los atormenta.
Y es que no es mera palabrería humana;
son indicaciones directas de Dios;
aunque nos vea con odio y nos aborrezca;
uno debe sentir compasión.
Estas entidades son las más tristes y desafortunadas;
aquellas que, por soberbia, fueron condenadas;
cuando hagas el mandatum hazlo firme pero sin odio;
pues incluso Dios les ha tenido compasión.

Al Demonio no hay que temerle,
pero es un cazador que sabe inocular veneno;
ve la manera de afectar tu mente,
y buscar que desees todo bien ajeno.

No puedes conjurarlo, pues es cosa de Dios;
conferida a sus sacerdotes a través de la sucesión.
Pero puedes orar y expresar lo enseñado;
para recordarle al Demonio que ha sido execrado.

Otras herramientas contra el Mal son los sacramentales:
agua bendita, rosarios y escapularios;
pero de todo esto, un crucifijo nunca falla;
pues es la señal que le recuerda que perdió la batalla.

No lo olvides: con el Demonio no se dialoga;
con humildad hay que pedir a Dios para que lo aleje;
si te ha de tocar proferir algo inevitablemente;
que sea parte del Evangelio y no ideas de tu mente.

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Oración para apartar al Maligno:

Crux sacra sit mihi lux.
Nunquam draco sit mihi dux.
Vade retro Satana.
Nunquam suade mihi vana.
Sunt mala quae libas.
Ipse venena bibas.