Pasada la medianoche,
pensaba en la tarde de hoy,
cuando conocí a un chico
que llevaba tu nombre,
pero no eras tú.
Escuché tu nombre sin parar,
pero no encontré tu mirar.
Entonces entendí:
no te quería por tu nombre,
ni por tu apariencia,
sino por quién eres,
por lo que me haces sentir.
Solo tú
despiertas en mí
sentimientos que nadie más puede.
No hay nada ni nadie
que reemplace tu presencia.
En mi mente,
en mi corazón,
solo estás tú,
y únicamente tú.