Luna nueva, espera paciente su sincero regreso,
Sentada, en la entrada de su primer encuentro.
Sin temor, con ternura, mientras el frío invierno la cubre con amargura.
Luna creciente, valiente no llora,
Ella misma se miente,
Y estable intenta mantenerse.
Luna llena, serena reflejada en sus ojos,
Entre anhelos flojos se estremece en su toque,
Toque que frívolo se mantiene,
Una llama de esperanza tenue de prende.
Luna Menguante, brillante se refleja en mis ojos cristalinos,
Destino divino que nos divide,
Ambos caminos marinos, divinos.
Vibrantes, se alejan,
y al encontrarse se retuercen,
se miran, y en un instante se entiende.
El sonido del mundo.