_Flor y Espina_
La flor no sabe
que su belleza duele,
ni la espina sabe
que su herida enseña.
Pero el amor, sí.
Él sabe que somos ambos:
fragancia y filo,
caricia y cicatriz.
Y así crecemos
entre pétalos y rasguños,
sin saber cuál parte del alma
está floreciendo hoy.