I_KENNETH

“Las cosas que ya no nombramos”

Nos quedamos porque era más fácil que irse,
porque la costumbre pesa más que el deseo.

Dormíamos en la misma cama
pero en orillas distintas del tiempo.
Ya no nos mirábamos,
solo nos confirmábamos la presencia,
como dos sobrevivientes del mismo incendio.

Hubo días en que el amor aún respiraba,
en la forma de un café,
de una risa suelta,
de una disculpa mal dicha.

Pero también hubo silencios tan largos
que hasta el reloj se detenía por vergüenza.

No éramos malos, solo estábamos gastados.
Y el amor —como los zapatos—
cuando se rompe, ya no camina igual.