Soberana musa altiva
embistes de ascuas mi cien.
Tu desdén primal me silba
desde tu alcoba café.
Beberé de ajena alquimia
precipitando mi suerte,
esperando que tu diva
forma, enderece mi ser.
Musa que rindes la impronta
de mi batuta en declive,
desde la axioma en que finges
no acariciar mis limosnas.