Cuando murió mi hermano yo recibí
con dos o tres parpadeos la noticia.
Alguna lágrima luego escapó, forzada.
Esa noche se acercó la Negra para ver
como estaba. En realidad yo estaba bien.
Después de unas cervezas y unos recuerdos
que entraron sin permiso, descargué mi
bronca por estar tan lejos. Tan lejos
de él, de ellos, de mi pueblo.
Pero la Negra era mi amiga y no dejó
que mi furia fermentara. La deshizo con
terciopelo, tibieza y el dulzor de la más
pura de las mieles de Las Quinas.
Un susurro partió desde sus labios y vino
a recalar junto a mi oreja. Y yo, mansamente,
dejé que ella me trepara, se apropiara de
mi rabia y mi tristeza. Y de mi cuerpo.
El terremoto cesó a eso de las tres. Me dormí.
El despertador sonó a la 8:45 como de costumbre.
La Negra dormía con total placidez y desparpajo.
La tenue luz dejaba ver el brillo de sus muslos
apretados. La cubrí con la sábana y ella apenas
se movió. Me quedé varios minutos sentado en la
cama, pensando en todo y en nada.
Apagué el televisor y casi me arrepiento.
Alcancé a leer algo, bomba, atentado,
no se que más. Por el tamaño de las letras
era algo importante.
Frente a la taza humeante de café sollocé
como un niño extraviado. Lloré de veras,
lloré mucho. Eran casi las diez y ya
tendría que estar en mi trabajo. Traté de
comunicarme con la mutual y no pude.
Me dolía la cabeza, estaba aturdido.
Luego me acercaré a la oficina, me dije.
¿Y si no me creen? Este año ya son muchas
las supuestas muertes de familiares que
justificaban mis inasistencias.
El ulular de lo que yo suponía eran autobombas
o autos policiales se acercaba , iba en
aumento y luego se alejaba hasta perderse.
Me di una ducha fría y me puse a escribir.
Yo sé que esto no sirve para nada, pero
yo quisiera volver a entrar a la escuela
de tu mano, hermano... ¿Cómo era la canción
que nos cantaba la abuela Rebeca? \"Cu Cú Cantaba
la rana, cu cú debajo del agua...\"
Derechos reservados por Ruben Maldonado.