gaspar jover polo

TRAS UN CRIBADO PRECISO

TRAS UN CRIBADO PRECISO

 

Había que llegar caminando

hasta la plaza céntrica, monumental,

pero, una vez allí, en el interior del espacio abierto,

resultaban extraños por llamativos

tanto el paso ordinario

de los transeúntes como el también ordinario zumbido

de los insectos. Otros ancianos ya ocupaban su sitio

sobre los bancos de piedra

y parecían hacer nada o casi nada con su tiempo,

pero, para mí, parecía destinada una tarea especial

sobre el piso cubierto de grava y flanqueado

por dos filas de setos, por los setos que se alzan bajo las alas

de las variopintas mariposas, algunas ambiguas, imprecisas

sobre todo mientras no se posan y no paran de volar.

¿Y qué misión especial me había sido destinada?

Yo creo que estudiar tal vez el efecto del rayo

de sol sobre la columna de hormigas

o sobre los escarabajos, puro arabesco en el suelo,

o sobre los palpitantes cuellos de palomas

como si me estuviera entrometiendo

en algún plan misterioso. Casi siempre están

haciendo obras de mejoras, de reparaciones

y hay que avanzar por los estrechos pasillos

que forman las filas de andamios

o cruzar por encima de los tablones,

pero, aquella mañana, el entorno parecía inmóvil,

pletórico, desconcertantemente consolidado,

también los árboles ornamentales

con su esplendor ya en declive.

Tanto que un análisis minucioso, 

un cribado preciso de la realidad cotidiana

y de la monotonía reinante

conseguía desentumecer mis músculos, mis reflejos.

Avanzaba aquel día por una calle lateral

como si nada, con penetrante mirada,

y como con decenas de recursos para combinar

a mi disposición.

 

Gaspar Jover Polo