Ary Vala

PROYECCIÓN

 

¿Quién es ese  hombre? me preguntas

-Es ULISES, hombre de la montaña-

Parece absorto en su mirada.

Su cuerpo todo ensimismado, oliendo algo.

Se manifiesta dolido, lloroso, timado.

¿Será una mujer la causa de su angustia?

Hombre febril de suerte austera,

Toparse con el amor a mitad de año.

A mitad de su día, al final de su esperanza.

Será que piensa morir aislado.

Asido a un inquebrantable hado sin ella.

 

Lleva tiempo mirando al cielo.

Prometiendo al viento su cabello

Y su jaqueca diurna a algún Alá

     Con tal de sorprender al amor de esa mujer.

De esa fortuita mujer de amor deliberado.

 

El se mueve, a veces, contra las piedras

Otras tantas contra el viento,

Hasta topar su aura con la nada.

Nada es lo que busca

Ya encontró lo que anhelaba

Ahora solo precisa su mirada

Para declarar que lo ha tenido todo

Y merecer apoteosis

Que nunca llegara, pues nunca la ha tenido.

Y se ha refugiado desde entonces

En la caverna de piedras solitarias.

 

Con que mezquindad la oscuridad se burla de él

Denuestos de aire frío lo atropellan

Y enmudece su taciturna voz

Esa, con la que llama llanamente

En el fondo de una botella.

Y se siente mofado por el montón de ojos intercalados

-Incluyendo los míos-

Que asestan sobre su vida

Y ametrallan apreciaciones no pedidas.

 

 

Si se le observa detenidamente

Será un mástil quebrantado, mas sigue aparentando,

Fingiendo el poderío de su fuerza soslayada.

Entro triunfante a la caverna

Imaginando poder dormir para siempre

Para mantenerla en su sueño

Queriendo morir eternamente

Para esperarla en su lecho.

¡Pero ni el sueño, ni la muerte

Atraviesan las piedras!