Me desperté a las tres de la mañana,
sudando frío, inquieta el alma;
sintiendo que algo avanza por mi cama
lentamente, como si reptará.
Sentía aquella cosa deslizarse por la sabana,
Oculta de mí, de mi mirada.
Toco mi pierna; también mi espalda…
y atravesándome el abdomen tomo mi alma.
Y muerto de miedo, no pude hacer nada,
dejándome vacío mientras se alejaba;
Y me quede ahí, quieto en la cama,
sintiendo el vacío, sintiendo el vano,
Acostumbrándome al hueco que dejaba.