No es hoy,
ni mañana, ni nunca
ningún día definitivo,
si no lo fue ayer,
para olvidarte.
Nunca es fácil
no pensar en otra cosa
que verte volver
al lugar que abandonaste.
Ayer,
cómo duele
como si el día se partiera
en dos hemisferios:
verano
e invierno
día y noche perpetua
antes, ahora y nunca
cuando fuimos
y dejamos de serlo.