Se hacen los rebeldes,
pero les da igual el mundo,
pintan las paredes con silencio,
olvidándose de los ladrillos mudos
a los que les hubiera esperanzado
gritar
expresarse
perder la cordura,
si eso significaba la felicidad...
Y a ellos la mediocridad les gana,
se agarran del cuello
y dicen que es libertad,
cuando la radio explota,
cambian de canal,
les da igual.
Dejan crecer el árbol de la amargura,
donde solo faltan frutos de sensibilidad,
pierden todo
y creen que están cuerdos,
¿Mudos y rebeldes?
Culpa no sienten,
la culpa no es de rebeldes según ellos,
la apatía los devora,
la superioridad los absorbe
haciéndolos creer
de que la rebeldía,
es no sentir.
Obvio, ellos son rebeldes,
les da igual...