María, tu nombre es una promesa ya cumplida, la palabra de fe que hoy tiene diecinueve luces. Tu risa es la verdad sin artificios. Tu mirada, un espejo que nunca miente, y tu aura es noble, fresca y transparente.
Llevas el don precioso de la armonía sin esfuerzo, la bondad que agrupa, que protege y que cuida. En tu esencia reside el arte de ser amiga, la fortaleza que sostiene la vida.
Te contemplo en este instante: dueña de tu verdad y completa en tu presente. Vuela alto y sin límites en tu futuro, mas no pierdas el enfoque ni aquello que realmente te hará feliz.
Mi escrito quiere reflejar el amor infinito que tu alma produce en mí.
Feliz Cumpleaños, hija de mi corazón.