Y nos amabamos tanto
que el castigo divino
lo hubiéramos celebrado
con pan y vino.
Y llovía demasiado amor
que los diluvios se veían tan poco.
Y reíamos tanto los dos juntos
que hasta los payasos nos envidiaban.
Y había tantas platicas
que hasta parecía una rutina diaria.
Y tenía tantos momentos con ella
que los momentos ya tenían un sentido.
Y leía tanto de ella en sus ojos
que en mi mente ya se había creado
una biblioteca de lo más hermoso.
Y caminaba hasta la tienda de sueños
solo si ella me agarraba de la mano,
juntos íbamos a enfrentar a la realidad
que recaudaríamos en nuestros pasos.
Pero la verdad, ella me lo hizo ver
la persona menos esperada
me clavo la estaca de la realidad.