No hay forma de llamarlos,
son perversos chiquillos
que no hacen caso;
no respetan lo ajeno.
Todo lo consumen,
nunca sacian
su única hambre.
La hueste marabúndica
viene arrasando todo a su vuelo
sin discreción.
No es de loar sus hazañas.
Tiene que haber algún respeto,
algún decoro.
El grosero apetito les merma
la sensibilidad en el alma,
si es que la tienen.
Plumífero impertinente
ve a otros parajes,
mi arboleda también necesita respiro.
Huye pronto de la muerte
que también tiene
su única hambre.
Cada tarde en punto
sin compasión
blanden su hambre,
buscando saciar su gula.
Se busca espantapájaros
con experiencia y eficiencia comprobada.
No importa su apariencia.
26-10-2025