FIDEL HERNANDEZ

Romance de un enamorado eterno

Fue tanto tiempo perdido

en el valle de tu cuerpo,

tantos silencios guardados;

que ya no me queda tiempo

para acariciar tu piel

y perderme en tu aliento.

Una nueva primavera

ya recorre mis adentros

confundiendo a este otoño

con ese tipo de vientos.

Yo anhelo, amada mía,

las montañas de tu cuerpo,

y gritar con fuerte voz

lo mucho que hoy te quiero;

y que esa voz se repita,

ayudada por el eco,

hasta el final de los tiempos.