Estaba soñando contigo,
dama y amor de mi vida...
Hablabas,
y de pronto te interrumpí;
y al despertar...
no estabas.
Te llamé y escuché tu voz.
Entré en ti y te viví,
tal como te soñaba:
Allí besé tus palabras,
desahogué mi sed,
y en silencio te amaba.