No me digas que te espere,
si no vas a venir.
No prometas momentos,
si no vas a estar aquí.
Porque la única y bendita fe
que mi alma infinita maneja
la he perdido en cada lúgubre promesa
incumplida, de un corazón
que se cansó de la espera.
Yo sé que para ti no es nada
pero una palabra tuya, bastaría para sanarme.
No soy digna de encontrar alguna promesa cumplida
pero por favor no me vuelvas a encantarme,
prometiendome algún instante.
Ojalá pudieras ver cómo la luz
de mis ojos brillantes, merman cuando expectantes
te esperan, pero nunca llegas al instante.