Nunca, nunca se detiene,
de mañana, tarde o noche
y aunque el cuerpo no lo note,
siempre activo se mantiene.
Cada quien y cual lo tiene
y seguro lo conocen
en figuras de colores
si algún libro lo contiene.
Y se mueve involuntario
porque nunca está dormido,
él trabaja siempre a diario
provocando un equilibrio,
pues no actúa solitario
aún con libre albedrío.
Pero en su momento dijo:
«Ya no quiero trabajar,
lo que quiero es descansar».