He pensado del por qué me gusta usted… ya lo sé.
Por todo lo que es usted, me gusta.
Y es ahí cuando esta mujer se asusta.
Es que usted es amable, con ese toque de empatía…
¿Y entonces qué hago yo con el alma mía?
Es que usted es hermoso, con un toque de salvajismo.
Ajá… entonces vengo yo, y caigo en un abismo.
Ay no… usted tiene esa inteligencia que enamora.
¿Y cómo hace una mujer para no rendirse ante semejante cosa?
Y de paso, cuando habla, usa palabras hermosas…
¡Por Dios, no me diga eso! No vaya a ser que caiga yo en sus drogas.
Ya no sé cómo esquivar sus intentos fallidos de no enamorarme,
sus promesas, sus palabras que no son para mí… ni para nadie.
Es que usted es así con todas las personas, es especialmente amable,
en lo particular… para mí usted es deseable y adorable...
¿Entonces cómo hace una para no quererle,
si usted es todo eso… que mi alma quiere?