Enrique Fl. Chaidez

Risa clara

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Una risa clara basta 
para romper los silencios 
que en la vida se acumulan 
cual añosos sedimentos. 
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Una risa dulce basta 
del enamorado pecho 
para iluminar el mundo 
con amables pensamientos. 
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Una risa suave basta 
—eco de felices versos— 
desde tu soñada boca 
para armar el son perfecto.