Si entraste por el suspiro de la ventana,
si te trajo el hueco de la mañana,
si te quedas en la noche lejana…
no lo sé, pero, ¿por qué habría de dejarte ir?
Fuerza y contemplación,
en su extraña concordancia,
pienso en estrellas fugaces,
y en cafés humeando a la media tarde.
No, no es de mañana,
tampoco ha llegado el conticinio,
pero aún así te tengo aquí conmigo,
¿por qué habría de dejarte marchar?