Mis noches se despiertan con tu nombre,
como si el aire supiera que te espero.
Hay un temblor en mi piel que no se calma, una insistencia dulce y silenciosa
que solo vos podrías contener.
Pienso en vos cuando todo calla, cuando la luna se refleja en mis ojos, y el silencio se vuelve puente entre lo que siento y lo que deseo.
Imagino tu cercanía, el roce que no se toca pero se siente, la forma en que bastaría tu mirada para que el mundo se aquiete y mis latidos se alineen con los tuyos.
Mis manos saben de fantasías calladas,
mis labios de besos que aún no se dieron, y mis noches, te buscan como si fueran parte de mí misma. Cada sombra, cada suspiro, te nombra sin que yo tenga que hacerlo.
No quiero romper la magia, ni apresurar lo perfecto. Solo dejo que el deseo se deslice, que la pasión viva entre las pausas, que mi pensamiento te abrace y mi alma se quede despierta, esperando el instante donde todo encaje, vos, yo, y la noche que nos une sin tocarse.