No entiendo la razón por la cual hablar así de alguien que dio todo de sí por la otra persona. No lo digo con odio, ni con rencor, solo que no logro comprenderlo.
Di todo lo que tenía, todo mi amor, pero aun así elegiste creer en los comentarios de los demás, en lo que supuestamente “soy”.
Sí, tuve mis fallas, mis errores, y quizás fui inmaduro a veces, pero aun así, nunca hablé mal de vos.
Lo único que dije, fue la verdad.
Y hoy, tengo la certeza de algo que creí imposible: por fin te dejé de amar.
No te tengo odio, ni rencor… pero tampoco te tengo amor.