Latido mío, valiente tambor,
hoy tu voz será un himno rotundo
por el gozo que llena tu mundo,
y por todo el antiguo amargor.
Mientras calma el dolor de la espera,
tu herida será bálsamo y luz,
verás cómo la noche en la cruz
te promete una nueva quimera.
Entonarás una estrofa vital,
pues el alma, si es pura y se entrega,
de su fuego no es fácil que niega
el camino hacia el bien celestial,
y en la puerta del dulce te amo
se arrodilla y le habla a su amor
sin que nadie estorbé al rededor
con palabras suaves y sutiles te llamo
SecretoMioTeAmo.
©Violeta