Mientras tanto,
los números deschavan, las cuatro y diecinueve de la madrugada...
Mientras tanto,
la luna continúa resplandeciente (a veces brilla en el día) y el azul del cielo es cada vez más apagado, como el humo de mi cigarro...
Mientras tanto,
tiro la pena al vacío para que el oscuro
abismo la alcance...
Mientras tanto,
me quedo en el recuerdo de cómo eran tus ojos y
todas las nostalgias que ahora tengo...
Mientras tanto,
escribo tu nombre, se lo dejo al viento
para que el viento lo lleve, junto al suave trazo de humo bendito del fébril cigarro...
Mientras tanto,
la estadía del alma no garantiza la calma y
la soledad no se espanta ni con un beso...
Mientras tanto,
trato de dormir, pese a tanto...
La balanza de la economía acusa, predispone y manda sobre la base del mundo;
no le doy rienda suelta a tanta primavera nueva con presagios...
Mientras tanto,
me escurro en lo que siento, para aprender lo cierto...
Mientras tanto,
arreglo, corrijo las palabras que no me corresponden y me hallo en el dialéctico ser
de empobrecida masa...
Mientras tanto,
callo, espero amar sin saber a qué, me resigno ante la lucha cotidiana de la pequeña verdad, sólo por principio, moral y razón...
Mientras tanto,
los números predisponen, acusan, gobiernan y el mundo queda en un suspenso...
Mientras tanto...
¡De vida o de muerte!
Hernán J. Moreyra