Poco tiempo pasó
muy breve fue
pero el fuego calmó.
Cachetazos amigos
sacudones de ombligo
me despertaron.
Ya llueve
primavera se olvida
sólo ascuas resisten ¿frías?
la intemperie.
Era fuego de álamo
no de noble madera
se quemaba bien fuerte
para luego perderse.
¿O tal vez
apantallaba yo solo?
Seguir cavando no,
dejaré la pala,
en sitio equivocado
no encontraré tesoro
aunque llegue al otro lado.
Triste y cierta
no fue más que repetida
repetida historia
otra vez...
Bella y bestia sin duda
bestia debe ceder.
Soplará fuerte el olvido
candelabros en el río
atardeceres conmigo
y nadie más...
Vendavales argentinos
tierra mía tan querida
patria de esta bestia mía
al espejo cada día.
Atardeceres del alma
dejad al Sol que ilumine
los destinos del futuro.
Garúa en sendas querandíes,
no charrúas, Señor.
Será de Dios.
Será de Dios...