EL LIENZO DE LA VIDA
No hay pintor, que grande sea.
Para pintar la razón.
Ni el sentimiento, que crece.
Como el árbol de la vida.
Jamás plasmará el amor.
Ni el alma, que allí subyace.
No se pinta el pensamiento.
Con pinceles de pensar.
Ni el beso en su intensidad.
Ni lo que oculta el talento.
Cuando el amor, al tornar.
En los bellos crisantemos.
En los ojos del artista.
Ve en la vida la verdad.
Lienzo de la realidad.
Imposible de plasmar.
En un lienzo, que es la vida.
Y un pincel de irrealidad.
Crece la rosa sin prisa.
No hay quien pinte los momentos.
De su tenaz crecimiento.
Ni como el tallo se eleva.
Hacia el sol, que es su alimento.
Ni el zarandeo de la brisa.
Pintor, de paisajes nítidos.
No puede pintar poemas.
Ni a los versos primigenios.
Ni a la vida, como avanza.
A quien sueña, si despierta.
Al ritmo, que ama lo auténtico.
Son los lienzos, cuál la piel.
Donde plasmar el vivir.
Siendo cada cicatriz.
Un pincelazo de fuego.
Una imagen, que es el fiel.
Que, va marcando lo auténtico.
Ángel L. Pérez ®
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23/10/2025