Con un extraño gesto,
con uno que, de ella,
mi sentir nunca conoció.
Con ese extraño gesto.
Ella se marchó.
Fue un gesto lloviznoso,
en pleno, nuestro verano,
Por ser como fue de cenagoso.
Es por lo que fue extraño.
Nunca, tal gesto,
Esperaba de su rostro.
Fue un gesto tosco.
Un gesto, por demás,
doloroso.
Hoy sigo solo,
Caminando cabizbajo,
sobre piedra, sobre barro,
buscando algún atajo,
a misterio tan penoso.
Final no tiene, eso pareciera.
La duda tan siniestra.
Su gesto,
en mí encadenado,
me tiene loco y encerrado.
Vaga junto a mi diestra.
Juega en mi cabeza.
Daño me hace su gesto,
su gesto me hace daño.
Porque, por estar siempre presto,
aún por lejano.
Es por lo que sigue siendo,
un gesto extraño.
Idiher Quirós Calvo.
(22/10/2025).