Jamás fuí tan valiente como esa tarde que te agradecí todo el amor que me tuviste, nos vimos a los ojos y nuestras almas se despidieron bonito, enamoradas, con ese amor infinito que aún llena mi pecho.
A mi nadie me dijo que partiste, yo estuve ahí tomando tu mano, besando tu frente, escuchando como la respiración se iba haciendo cada vez más lenta, hasta que respiré tu último suspiro y cerré tus ojos que nunca más se abrieron.
Y aún sigo aquí, agradecido con la vida por cruzarme en tu vereda, por la más maravillosa coincidencia de tiempo, de espacio, de amor que fueron nuestras vidas.
Y entre el aquí y el ahora ¿No crees que podremos volver vernos un par de veces?
22 octubre 2025