Ahora que te vas, debo hacer un plan de austeridad
porque el precio de tu ausencia me quiere arruinar
A partir de ahora, tu taza de café ya no va más.
Arrumbaré la esperanza entre las páginas rotas del libro de tu partida,
recortaré las letras del poema de tu olvido
el azúcar de tus besos, lo dejaré en el bifé
ahí donde también guardé el sonido de tu latido.
Borraré las canciones que hablaban sobre los dos
lavaré las sábanas donde quedó impregnado tu adiós.
No gastaré más en tinta, mejor me compro un reloj
para reducir el tiempo y no acordarme de tu voz.
Racionare el tiempo de tu amargo recuerdo
te pensaré un minuto a las 7, a la hora del café
recordaré tu rostro a las 8, en el reflejo que dejaste en el espejo
de 9 a 15 te olvido un poco,
y te recuerdo tal vez,
en un minuto, o quizá en cien.
A las 16, tomaré un respiro
A las 20 vuelvo y te olvido, o tal vez no.
A las 21, evocaré tu memoria
un segundo no más, de manera transitoria.
A tu lado de la cama, reduciré el espacio
y quitaré la almohada, que aún añora tus brazos,
y te soñaré solo una vez,
o tal vez tres.
Adiós… otra vez.
- AYPM - COLOMBIA.