No entiende la razón a la ira
cuando descontrola río abajo;
desenfrenada con desparpajo
abandona el bote y se tira.
Salvada ira ,resolla y delira
imponente vuelve y resonga
hasta que la razón le imponga
un tatequieto si suave suspira.
Aunque el intelecto asista
en defensa férrea de la razón
la ira se endurece con sazón,
lleva a que el odio persista.
Ira y odio nadan río arriba
contrariando la fuerte corriente;
subyugando a razón y mente
ya nada ni nadie las derriba.