Esos rostros que se volvían
En medio de aquellas luces
Parpadeantes
Y música de pelo a lo afro;
Pero siempre hojas de Otoño
Y eso me hacía pensar
Que yo no tenía tierra,
O tal vez podría ser que no
Fuéramos conscientes
De que la poesía existe
Si la hacemos existir en otros.
Daba por hecho que no todos
Los ríos van al mar,
Pero el árbol no olvida
La fotosíntesis y sí la muerte
Y nos volvemos arriba
De ese árbol bailando
Hasta no cansarnos.
Puedo decir que al decirte
Ahora me llamo, ¡Mejor dicho!
Nos llamamos ahí donde
Juegan los labios y va al único
Sitio donde la sangre se vuelve
Deseosa.
La poesía dice: durmamos juntos
Y a ver qué pasa siempre.