Raiza N. Jiménez E.

LETALES AMORÍOS.-

Se enamoró mi corazón de tus caricias.

Viven en mi alma tu verbo y tu fantasía.

Hoy, ya creo poder huir de esas delicias.

Mi corazón sabe que no es, mera cortesía.

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Este pobre corazón, hoy ha despertado.

Dice con férvidos pulsos aún, estoy viva.

Cobra su precio vital, el vivir angustiada.

Hoy suspiro y río, ya no eres, el gran motivo.

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Ante el amor, no se puede fingir desgano.

Enamorarse, ciertamente, exige valentía.

El real amor, no juega con: pierdo o gano.

Muy al contrario, se adorna de galantería.

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¡El amar y el amarse, se practica en el hogar.

Allí se aprende qué, por amor, no debes rogar!