Dime tú si no es verdad
que alguna vez nos quisimos,
aunque fuera un poquito,
tal vez por un descuido,
un refugio sin destino
o el miedo a quedar vacíos.
Dime que no estuvieron
tus manos entre mis manos,
que su temblor fue una fábula,
que tus ojos no me buscaron
como se busca el aliento
cuando nos muerde el llanto.
Dime tu por qué ahora
solo queda el murmullo
de una ausencia que desgarra
y que hiere sin descanso.
los recuerdos que me amarran.
Y por qué yo sigo aquí,
habitante de este hueco,
rebuscando tu palabra,
tu voz que al decir mi nombre
era como si lo iluminaras.
Pero no es culpa de nadie.
El amor es solamente
una fiebre que se apaga,
un relámpago furtivo,
un puñado de polvo
que se pierde en el camino.