A ti, que insistes en lo que crees,
y aunque decaigas,
siempre te levantas
y vuelves a por más.
Que, ante el mal tiempo
o las embestidas del bravo mar,
nunca te rindes
ni dejas de remar.
A ti, luchador constante,
que, aun sabiendo de qué va el dolor y comprendiendo la necesidad de las pausas...
¡siempre encuentras razones
para continuar!
Porque si todo fuera fácil,
muchas cosas perderían sentido,
y la vida, por ello,
no sería igual.
Que, aunque el remo esté gastado,
en honor a la brisa que te acaricia
y al vaivén de las olas...
¡siempre tienes más!
A ti, hoy te confieso:
soy tu reflejo vivo.
No estás solo en tu camino...
¡Y somos muchos más!
¡Sí, no estás solo en tu camino,
y somos muchos más!