(Tandil, 20 de octubre de 2025)
La encontré en los estantes de verdura
y me impactó al momento y con razón:
vestía chanclas verdes y un batón
o algo así, sin color y sin cintura,
ruleros y cierta musculatura.
De pronto, vino la doña enojada
me dijo muévase, estoy apurada.
No contesté ni agaché la cabeza,
eso sí, la he mirado con fiereza
y sin más le lancé una guarangada.
Al girar por donde están las rebajas
apareció furiosa la señora
y me desafió a un \"esprint\" en media hora
con final en la fila de las cajas,
nadie pedía ni daba ventajas.
Largué mal, molesto con mi bastón.
Ya repuesto, a unos metros del curvón
mi changuito derrapó y se fue afuera
de la pista y no hubo modo o manera
de arribar puntero y ser campeón.
Mi contrincante bien, allá adelante,
tratando de mirarme entre la gente
la imaginaba burlona, obviamente,
hablando de su carrera brillante
y haciendo esfuerzo por verse elegante.
Yo escuchaba su grito enronquecido
diciendo lo loco que había sido,
como casi choca en la curva tres,
su temple al neutralizar el estrés...
Desperté traspirando y retorcido.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.