Dar lo mejor de ti mismo,
entregarte como un niño,
siempre pleno de cariño
y sin temor al abismo;
abandonar el cinismo,
siempre cubierto de armiño,
no discuto, nunca riño:
con honesto misticismo;
voy feliz por el camino,
entre tierra y fantasía,
evitando falsedades;
una rosa sin espino,
gran cascada de alegría
y una fuente de verdades...