Comprendo que me quieres, y deseas
conmigo compartir tus alegrías;
mas siempre yo camino a la deriva
sin nada que mi paso lo detenga.
Entiendo que de tu alma, noble y buena,
te nazca de ilusión fulgente chispa;
mas soy nublado ocaso que ya expira,
y tu eres como el alba, pura y bella.
Jamás podría el sol besar la luna,
su horario, tristemente los separa;
y tu eres ese sol que el día alumbra,
en tanto soy la lumbre que se apaga;
y debo de evitar que espesa bruma
empañe tu fulgor, de luz tan diáfana.
Autor: Aníbal Rodríguez.