Sierdi

TREMENDA CIRUGÍA

 

Secando su frente, en una aséptica y cabal incisión.

El cirujano tajante, extirpó, la punzante malignidad.

Nódulos viciados, con palabras dulces, sin dignidad.

Con tonos blandos y suaves, candentes de diversión.

 

El cirujano pasaba, lisonjas y flores al instrumentista.

Y el instrumentista a la incauta y aturdida enfermera.

Y entre ensueños y delirios, comenzó la abrazadera.

El cirujano, ciñó al colaborador, como galán de revista.

 

Y entre gritos y chillidos, comenzó la mojadera.

Esto es serio, compañero. ¿Y que fue de la paciente?

Desde su lecho cuajada, se levantó de la muerte.

Ahora está bien casada. Y no escucha a cualquiera.