Y la tercera fogata
titubeó al despedirme
con lentitud reducirme
a condenable jipata.
Sin un timón mi sonata
robobinando el caset,
de su figura piolet
que crucifijan mis ganas,
de respirar sus mañanas
en sempiterno ballet.
Sonará absurdo en papel
el ansiar tu risa amena
sostener la frente plena
al antojo de un cincel.
Que dominas con clavel
de aducción cordial ofenso,
en un cáliz breve y tenso
mi mejor dedal curtido,
mi sedante embellecido
atrapante tu disenso.